A todos mis hermanos dominicanos,
El actual
escándalo de corrupción generalizada del Estado dominicano, reflejado en su más
reciente edición con los efectos del Tsunami continental del caso Odebrecht, y
los que se han venido arrastrando por décadas bajo el blindaje de la auto
impunidad de los políticos inmorales y deshonestos que tenemos, amerita un
profundo análisis sobre si nos funciona y beneficia la Democracia
Representativa como forma de gobierno.
La ristra
de casos de involucramiento bajo los mandatos presidenciales de todos los
últimos tres ejecutivos, legisladores, funcionarios y hasta empresarios
favorecidos por el trafico de influencias y convertidos en multimillonarios a
costa de sus negocios sobrevalorados al Estado, entre otros casos, amparados
por la impunidad que les garantiza un sistema judicial que responde
efectivamente a los intereses políticos de turno por ser parte del mismo, reflejan el colapso total de la institucionalidad
del país, y por lo tanto, de la mal establecida Democracia Representativa que
tenemos. Hemos entrado y permanecido en este siglo XXI subyugados bajo la dictadura de la corrupción impunidad!
Es tiempo
ya de que los dominicanos dentro y fuera del país comencemos a pensar y
plantearnos que la República Dominicana debe cambiar a un sistema que garantice
mejor el estado de derechos y potestad de los ciudadanos sobre la nación, en vez de elección
directa del Presidente y ejecutivos del gobierno, lo haga a través de un
Parlamento. En un
sistema Parlamentario, el jefe de estado así como primer ministro dependen
directamente de los representantes del pueblo en el parlamento, quienes los
eligen y al que deben dar cuenta o responder por el funcionamiento de la
administración pública.
En los
casos que nos ocupan en este 2017 sobre los sobornos pagados y confirmados por
la Odebrecht públicamente y otros escándalos confirmados, el presidente o
primer ministro incumbente hubiera tenido que presentarse ante la asamblea
parlamentaria a responder y asumir sus responsabilidades junto a sus
funcionarios sobre los actos corruptos que la firma acepto en Estados Unidos,
Brasil y el país.
En Europa,
de donde se origina el Sistema Parlamentario, le funciona efectivamente a la
mayoría de esos países desarrollados, incluso a los que tienen monarquías
vigentes.
Es oportuno
el visualizar dentro del presente desastre develado sobre la corrupción e impunidad nacional a
enfrentar y destruir, el exhortar a todos los dominicanos a cavilar, a pensar sobre la
necesidad de cambio hacia un SISTEMA PARLAMENTARIO por el cual se fundamente
políticamente el país, como forma de controlar y castigar desde el primer
momento, el abuso y la prevaricación sobre los recursos del Estado Dominicano,
y no como ocurre hoy día con el “garabato y mamotreto” de Democracia
Representativa, la que representa en las actuales circunstancias la peor
miseria a que descienden los que practican la política para enriquecerse del
estado bajo impunidad total. No le fallemos a los padres de la Patria y a nuestras generaciones! Con un estado fallido no se tiene país!
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